La enfermedad de Parkinson aumenta su gravedad con el tiempo, debido a la destrucción progresiva, por causas que todavía se desconocen, de las neuronas pigmentadas de la sustancia negra, es una porción heterogénea del mesencéfalo, y un elemento importante del sistema de ganglios basales, estos son los que se encuentran en el tronco del encéfalo unión entre cerebro y médula espinal, permitiendo que se controlen los movimientos.
Durante el
envejecimiento se produce un proceso que implica la degeneración progresiva y/o
la muerte de las neuronas. Este proceso, que puede ser normal y natural,
involucra a las células fundamentales del tejido nervioso y a sus componentes internos, que son los que pierden
efectividad en la conducción de información en el cerebro, con la
consecuente disminución de las funciones cognitivas (toma de decisiones, etc). Así, durante el envejecimiento normal se limitan funciones
cerebrales en determinadas zonas, llamadas enfermedades neurodegenerativas. Cuando se pierden neuronas en el sistema nervioso,
concretamente, en el tronco del encéfalo, se produce la enfermedad de Parkinson, causada por la neurodegeneración de las neuronas cruciales para la coordinación del
movimiento, que se encuentran en esta región neuroanatómica. Esa neurodegeneración
progresiva es la que va produciendo los síntomas motores característicos del
Parkinson.
Dentro de las observaciones a nivel
celular de la enfermedad, se han observado que se producen muchos cambios en el
cerebro de las personas con la enfermedad de Parkinson, aunque no resulta claro
por qué ocurren estos cambios. Entre estos cambios, se incluyen la presencia de
cuerpos de Lewy (ver imagen 1 y 2), que son masas de sustancias en las neuronas acumuladas, que
aún se investigan, especialmente la alfa-sinucleína que se encuentra dentro de
los cuerpos de Lewy, una proteína natural y generalizada, que parece que puede
tener la clave de la acumulación celular.
Imagen 2 Ref: https://www.medicinenet.com/imagecollection/lewy_body_dementia_picture/picture.htm
Neuroanatomía y neuroquímica asociada a la enfermedad de Parkinson:
En el cerebro de los animales, incluido el Homo
sapiens sapiens u hombre actual, se encuentran diversas señales
químicas en su cerebro denominadas neurotransmisores. Dichos neurotransmisores,
son aquellos que se encargan de provocar las respuestas en los distintos
tejidos del organismo. Es el caso de la dopamina, que es el neurotransmisor
implicado en la enfermedad de Parkinson. La dopamina (ver imagen 3) tiene muchas funciones en el cerebro, entre las cuales se encuentran papeles en el
comportamiento, la cognición, actividad motora, sistema de recompensa, la regulación de la producción de leche, el sueño el humor, la atención y el aprendizaje. Las neuronas dopaminérgicas (es decir, las neuronas cuyo neurotransmisor
primario es la dopamina) están presentes mayoritariamente en el área tegmental ventral (VTA) del mesencéfalo, la parte compacta de
la sustancia negra y el núcleo
arcuato del hipotálamo. Estas regiones neuroanatómicas son esenciales
para entender el funcionamiento correcto de un cerebro y el error que se
produce cuando hay Parkinson.
La neuroanatomía y neuroquímica del Parkinson:
La muerte de neuronas dopaminérgicas en la pars compacta de la sustancia negra conlleva a la pérdida de dopamina en el núcleo caudado y putamen. Las manifestaciones patológicas incluyen cambios degenerativos, tales como la muerte neuronal, la despigmentación en la sustancia negra y la aparición de inclusiones intracelulares en las neuronas dopaminérgicas denominadas cuerpos de Lewy (que ya hemos comentado).Generalmente, la dopamina (ver Imagen 3) como neurotransmisor es excitador o inhibidor según las regiones cerebrales sobre las que actúe, mientras que el GABA o ácido gamma-aminobutírico (ver Imagen 4), es un neurotransmisor inhibitorio; y el glutamato (ver Imagen 5) es un neurotransmisor excitatorio que se encuentra, casi siempre, contrapuesto al GABA.
La aparición de los síntomas parkinsonianos no
ocurre hasta que se ha perdido un 80 % de las neuronas en la Sistema nervioso
aproximadamente (el conteo celular no supera las 100 mil). El resto de las
neuronas no afectadas presentan mecanismos de plasticidad neuronal, produciendo
un aumento en la cantidad de dopamina, así como el desarrollo de
hipersensibilidad de receptores dopaminérgicos. La reserva funcional a través
de estas adaptaciones explica la progresión del Parkinson, retrasando la
aparición de los síntomas de la enfermedad. Las lesiones de evolución rápida,
tales como las producidas por neurotoxinas, también producen síntomas
parkinsonianos. Se ha postulado que algún intruso de tipo tóxico o vírico
podría acelerar la degeneración progresiva neuronal. Los estudios
anatomopatológicos de cerebros de pacientes post mortem que han padecido
Parkinson han revelado la presencia, ya mencionada, de unas inclusiones
eosinofílicas, denominadas cuerpos de Lewy, que contienen proteínas como la
ubiquitina y la alfa sinucleína. Esta última participa en el reciclaje de
vesículas sinápticas en la célula. Además, ambas la ubiquitina y la alfa
sinucleína, son proteínas que se acumulan formando “agresomas”, los cuales
promueven el estrés oxidativo y la apoptosis o muerte celular programada por la
célula. Estos agregados no son exclusivos del Parkinson, y pueden observarse en
pacientes con enfermedad de Alzheimer, síndrome de Hallervorden-Spatz e,
incluso, en sujetos sin enfermedad neurológica.
Imagen 9: Ref: http://www.info-farmacia.com/bioquimica/vias-dopaminergicas-en-el-sistema-nervioso-central
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