Este artículo me comentaron hacerlo desde el Colegio Oficial de Biólogos de la Comunidad de Madrid, ellos sugirieron el tema y aquí lo traigo tras su publicación en Abril en su revista.
En nuestra mente humana y antropocentrista, cuando miramos a un incendio lo hacemos desde una perspectiva de amenaza, destrucción y peligro. Que lejos se nos queda y como olvidamos que el fuego fue el comienzo de consumir comida cocinada, protección ante los animales que se asustaban de él o que el fuego nos trajo la luz en mitad de las noches oscuras, además, de los maravillosos juegos de hacer sombras.
En
cualquier caso, el fuego, concretamente, los incendios forestales son un
problema real y actual en nuestro cuidado y gestión de la naturaleza y los
ecosistemas que la componen.
Un
incendio es una masa de fuego que quema un área provocando graves daños en su
fauna y flora, incluidos entre ellos nuestros cultivos, jardín e incluso,
nosotros los humanos, pues no dejamos de ser fauna del ecosistema. Si tenemos
que destacar las cosas malas que trae o provoca un incendio, la lista se hace
fácil: destrucción de la flora, destrucción de la fauna, destrucción de las
construcciones, pérdidas de vida humana, humos que afectan a la salud, pérdidas
de animales domésticos, ganadería y agricultura de la zona afectada, y un
larguísimo etcétera (hasta un 96% de los incendios es por causa humana). Sí,
esto es puramente antropocentrista, ahora veremos la pérdida o ganancia
ecológica del ecosistema.
¿Por
qué los incendios?
Para
aclarar por qué actualmente, se suceden tantos incendios solo hace falta tener
en cuanta una lista de factores que se suman sin descanso haciendo una montaña,
que nosotros vemos como problema en los incendios. La lista se compone de:
incendios provocados, incendios accidentales, descuido de las zonas verdes,
diversas olas de calor, escasas precipitaciones o falta de lluvias, el éxodo rural
y abandono de los ecosistemas (sin pastoreo, sin agricultura, sin cuidado de
los ecosistemas, estos son propensos a incendios). El aumento desde el siglo pasado este asociado a todos estos
factores. Los estudios más actuales estiman que en las 3 últimas décadas han
aumentado en 16 incendios al año en la Península Ibérica.
¿Es
beneficioso un incendio?
Como
comencé este artículo, nuestra mente humana y antropocentrista se centra en
algunos aspectos y olvida otros, no solo de los orígenes de que nos dio el fuego,
sino que el fuego ya estaba aquí antes que nosotros y los incendios también. La
madre naturaleza es mejor que cualquier reloj y maquinaria inventada, nunca
existirá una inteligencia artificial que tenga tan desarrollados todos los
mecanismos, para guardar un equilibrio tan perfecto y a su vez tan frágil,
bueno quizás sí, solo necesita unos 4,543
miles de millones de años, que es lo que lleva la Tierra en construcción
y evolución constante.
Los
aspectos positivos que encontramos en los incendios dentro de los ecosistemas
ibéricos, según algunos científicos son tales que podemos decir que sin
incendios no habría vida en la Tierra. En la península ibérica en verano se
producen diversos incendios que sin lugar a dudas pueden parecernos como hemos
comentado previamente, algo negativo. No obstante, veremos a continuación que
no lo es tanto y que, de hecho, hemos evolucionado para que sea así.
Los
incendios en Portugal y España (entorno de Doñana o Galicia, son los casos más
sonados), sin duda parecen catástrofes, aunque comparado con otras partes del
mundo, no lo es. Una de las razones de nuestro planeta Tierra para provocar
incendios (antes de nuestra llegada al mundo), ya existían para poder así
contribuir al ciclo del carbono y de la vida. Por tanto, el ciclo del carbono
concentrado en los organismos vivos en muchos casos necesita que se produzcan
los incendios liberando el carbono de estos organismos (fauna y flora) al
ecosistema, conformando los ciclos biogeoquímicos, esas energías invisibles que
permiten que los ecosistemas sean tan bellos como los vemos. Para que se
entienda mejor son por así decir, los productores y guionistas que crean esa
película ganadora de Oscars (si queréis conocer el ciclo os referencio un video
a mi canal de Youtube: Ammu
Neuroscience&Biology, donde lo explico).
De esta
manera, el fuego es esencial para poder generar vida, biodiversidad y para
mantener así el ciclo del carbono en funcionamiento. Uno de los países que más
se quema es África, justo el país más biodiverso del mundo.
Evolución
de los bosques mediterráneo:
En la
Península Ibérica la adaptación al fuego se refleja en sus maravillosas fauna y
flora. Destacamos al pino blanco (Pinus montícola) y pino salgareño (Pinus nigra) son
especies de pinos que libera sus piñas de sus ramas y tiene un ciclo biológico
que necesita del fuego para que sus piñas se abran y se dispersen las semillas
con el calor de los incendios, generando así nuevos pinos (se estima que pueden
aguantar 50 años o más sin germinar o sin romperse sus piñas, esperando el
incendio). Otros pinos adaptados son: Pinus pinea, Pinus silvestris,
etc.
También,
tenemos el ejemplo de otros árboles del género Quercus, como el alcornoque o Quercus
suber, Quercus faginea, Quercus humilis, Quercus petraea, Quercus
pyrenaica, Quercus robur y Quercus rubra, árboles
de porte medio, de hoja perenne, originarios de Europa y del norte de África, que presenta su magnífico tronco
recubierto de corcho que los protege del fuego.
El crecimiento de la biodiversidad puede parecernos ilógico, dado que hay una previa destrucción del ecosistema, esto se debe al proceso de sucesión ecológica que acompaña al ciclo del carbono que renutrimos al liberar carbono.
Un papel imprescindible, por tanto, el de los
incendios para mantener nuestros ecosistemas en la Península Ibérica.
Comparativamente los bosques boreales son más lentos y tardan mucho en tener
incendios. En África son mucho más comunes y presentan regeneraciones rápidas.
Nosotros no estamos, ni en un extremo ni en otro, estamos entre estos dos
extremos, con adaptaciones, pero no tanto como áfrica ni estamos tan poco
adaptados como los boreales.
La sucesión ecológica suceda, este concepto se
refiere a este proceso de reconstrucción que necesita de una sucesión ecológica
secundaria aparece cuando ha habido una sucesión regresiva en el ecosistema. Dicho
ecosistema ha podido ser eliminado por incendios, inundaciones,
enfermedades, talas, cultivos, etc. En la sucesión secundaria se
da en lugares cuyas características dependen de las comunidades previas o de la
situación anterior a la perturbación. Los residuos o legados son aquellos organismos,
en ocasiones vivos, que proceden de la comunidad previa, incluyendo estas
especies que comentábamos que se adaptaron para sobrevivir y germinar con el
calor en el ecosistema mediterráneo. A
mayor cantidad de residuos mayor velocidad de sucesión o recuperación,
influyendo su abundancia de residuos que amortiguará la diferencia que habrá
entre las condiciones previas y posteriores a la perturbación. Funcionan
como fuente de nuevas
especies, aumentan la heterogeneidad del ambiente y además
disminuyen la pérdida de suelo y nutrientes, es decir, que aumentan la
biodiversidad.
Es por esto, que se habla de ciclo del carbono o ciclo de la
vida, como nos recordaba el Rey León el ciclo de la vida, se basa
en el león que se alimenta del antílope, que come la hierba y las hojas de
árboles o arbustos, pero cuando ambos mueren dan alimento a la hierba
nuevamente, para así estar todos conectados en el ciclo de la vida o el ciclo
del carbono que comentábamos antes (cuanta sabiduría en Mufasa ver video).
Gestionar los incendios
No podemos evitar que haya incendios, pero evidentemente tenemos
que ayudar al medio ambiente en como gestionamos los mismos. Para ello es
esencial investigar y medir:
-
El cuándo y con qué frecuencia pueden suceder o deberíamos
provocar pequeños incendios, para evitar daños mayores.
-
El cuánto, es decir, la cantidad o qué necesita el ecosistema
que se queme (en un fuego no controlado, se puede destruir más de lo deseado).
-
El dónde se hace, si es provocado cerca de las poblaciones
humanas o en ámbitos donde la fauna o flora este recién creciendo, así como en
lugares que no puedan permitir el escape de las llamas de la fauna (os remito a
la película de Bambi, ver un video donde hablo de ello).
Además, debemos tener en cuenta la historia del terreno pasada,
actuar sobre la presente y ayudar en la medida de lo posible en el futuro. El
uso de ForeStereo es un avanzado sistema patentado
por el INIA que permite realizar
mediciones forestales a través de pares de imágenes estereoscópicas con cámaras
de ojo de pez, pueden ayudarnos a este tipo de estudios.
Los datos acompañan a que los 5-10 primeros
años tras un incendio, presentan los mayores niveles de biodiversidad que se
estabilizan hasta los 15-30 años, antes de que suela llegar un nuevo fuego. Si
se quema antes de lo debido nuevamente, puede influenciar en una pérdida de
biodiversidad.
Finalmente, todos los expertos apuntan a que
necesitamos precisar en mejorar la gestión e investigar más, para poder
colaborar y preservar lo mejor posible nuestros ecosistemas, aunque la
evolución y las adaptaciones están ahí, es también tarea nuestra que se cuiden
los montes para evitar más incendios que los que la madre naturaleza vea
necesarios en este proceso natural que son los incendios.
Bibliografía:
https://environmentgo.com/es/efectos-de-los-incendios-forestales/
https://blog.energygo.es/incendios-forestales-causas-principales/
https://ecotoxsan.blog/2018/03/19/la-importancia-del-fuego-en-los-bosques-mediterraneos/
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