En las actualidad vivimos en una sociedad competitiva. Esto sumado a que los empleos cada vez garantizan menos la propia subsistencia, por su precariedad y falta de estabilidad, tampoco ayudan. En este contexto, se añade el hecho de que desde la pandemia del Covid 19 en 2020, con el desarrollo tecnológico que se ha introducido en nuestras vidas a diario, se han difuminado más las línea entre lo laboral y lo personal. Por todo ello, es normal que se aumenten los problemas de salud derivados del exceso de trabajo y estrés en estas inadecuadas condiciones. Uno de estos casos extremos es el de la patología asociada al estrés laboral, el síndrome de burnout. Este síndrome hace referencia a la cronificación del estrés laboral, que explicaremos en este artículo.
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¿Qué es el síndrome de burnout?
El síndrome de burnout o síndrome del trabajador quemado o síndrome de desgaste profesional (2) es por definición el estado en que una persona se encuentra con un estrés crónico laboral. Este tipo de patología del ámbito psicológico y médico, se manifiesta a través de un estado de agotamiento físico y mental. Dado que afecta a ambos, se ha visto que el daño físico y mental, al ser una enfermedad crónica se prolonga en el tiempo y llega a alterar la personalidad y autoestima del trabajador. No obstante, esta no aparece de un día para otro, sino que se produce de modo progresivo y gradual [1, 2, 3].
El síndrome de burnout fue declarado en el año 2000 por la Organización Mundial de la Salud como un factor de riesgo laboral por su capacidad para afectar a la calidad de vida, la salud mental e incluso poner en peligro la vida. Su definición no está en el DSM-V (guía de los problemas psicológicos y psiquiátricos), pero suele describirse como una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico, cuyas principales características son: el agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución del rendimiento personal [4, 5].
Historia del síndrome de burnout
La historia de este síndrome comenzó con su primera descripción por parte de H. B. Bradley en 1960 como metáfora de un fenómeno psicosocial presente en agentes de policía de libertad condicional, utilizando el término staff burnout [6].
En 1976, la psicóloga social Christina Maslach presentó esta sintomatología ante un congreso de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) como síndrome tridimensional, ya que consideraba como dimensiones de análisis a los siguientes constructos: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. Ella lo identificó en sujetos que trabajan en contacto directo con clientes o pacientes [7].
En 1980, Herbert Freudenberger publicó su libro titulado ‘Burn Out: The High Cost of High Achievement. What it is and how to survive it‘, texto que se ha transformado en un referente primordial para el conocimiento básico del síndrome de desgaste profesional. Aunque Freudenberger lo propuso en 1974 como un concepto centrado en un estudio netamente organizador, afirmando que este síndrome presentaba sentimientos de agotamiento y frustración. Asimismo, de cansancio, que se generan por una sobrecarga de trabajo, e incluyó, en su explicación, el término de adicción al trabajo. También fue el primero en proponer este tipo de relación asociada a un desequilibrio productivo. En 1980, amplió su teoría y conceptualización, agregando que estos sentimientos se deben a cargas irracionales de trabajo que se imponen los individuos a sí mismos o que les imponen quienes los rodean [6, 7].
Por otro lado, en 1980, también aparece Cherniss, quien lo concibió como un proceso y propuso tres momentos: el primero, asociado a un desequilibrio entre la carga laboral y las posibilidades del sujeto de responder de forma óptima a esta; un segundo, cuando se produce una respuesta emocional negativa y fuerte; y el tercero, que propone un cambio conductual y actitud de parte del individuo.
Contemporáneamente, surgió la de Edelwich y Brodsky, quienes lo relacionaron más con una pérdida progresiva de la energía, motivación e ideal asociada a las profesiones de ayuda a su cargo. Por ello, se propusieron fases progresivas: entusiasmo, estancamiento, frustración y apatía [8].
Principales síntomas del síndrome de burnout
Lo primero que podemos pensar es, ¿cómo saber si tienes el síndrome de burnout? Bueno, en sus orígenes, el síndrome del trabajador quemado fue identificado en mayor medida en aquellas profesiones que están en relación con el trato al público, con una elevada exposición social. Sin embargo, puede darse en cualquier ocupación. Otro factor muy importante del síndrome de burnout se da cuando existe una gran discrepancia entre las expectativas laborales del trabajador y la realidad de las tareas a las que se enfrenta día a día. Por supuesto, también influye en esto el ambiente laboral con exceso de tensión, degradado y/o con relaciones laborales conflictivas.
Los principales síntomas del síndrome de burnout son los siguientes:
1. Agotamiento físico generalizado
El trabajador sufre una pérdida de energía en todos los niveles de salud. En este caso, nos centramos en las señales del agotamiento físico: fatiga crónica, aumento de peso o bien pérdida de apetito. También puede reflejarse en la aparición psicosomática como dolores musculares, migrañas, problemas gastrointestinales y, en el caso de las mujeres, desregulación del ciclo menstrual [10]. Otros síntomas asociados al agotamiento físico y parte de la somatización del ámbito psicológico son [10, 11]:
- Alteraciones gastrointestinales.
- Cefaleas y migrañas.
- Trastornos cardiovasculares.
- Trastornos del sueño.
2. Agotamiento mental generalizado
El trabajador sufre una pérdida de energía en todos los niveles de salud. En este caso, nos centramos en las señales del agotamiento mental: el estrés y la ansiedad son los principales protagonistas que preceden al síndrome del trabajador quemado. Especialmente este síndrome se alimenta de ambos, además de tener relación con la aparición de trastornos adaptativos, relacionados con el estrés, la ansiedad, la depresión y el insomnio.
Otros síntomas asociados a estos son los trastornos en la conducta: descontrol de impulsos, trastornos alimentarios y agresividad. También, los trastornos de carácter emocional: baja autoestima, depresión, ansiedad, déficit en atención y concentración. Además, todos estos provocan unos síntomas de tipo psicológico secundarios que son defensivos ante esta situación, tales como: negación de la realidad o las emociones, ironía, cinismo, frialdad afectiva y deshumanización [10].
3. Despersonalización y cinismo
El síndrome burnout produce un cambio en el comportamiento del trabajador que lo sufre. Lo más habitual es que adopte una actitud de indiferencia y desapego, reduciendo claramente su compromiso hacia el trabajo. Esto se manifiesta en sus relaciones en el ámbito laboral: compañeros, clientes, etc. La irritabilidad y el endurecimiento del trato se convierten en tónicas habituales dentro de la forma de interactuar en el trabajo. Además, de las interacciones en el ámbito personal [10].
4. Descenso en la productividad laboral y desmotivación
Los tres puntos anteriores derivan en una bajada de la productividad laboral y en una desmotivación. A su vez, esto produce frustración y evidencia una ausencia de realización personal en el trabajo. Aumenta la falta de atención hacia las tareas, olvidos frecuentes y una desidia generalizada que nace de la dificultad para concentrarse [10].
El problema es que se convierte en un círculo vicioso que se retroalimenta constantemente. Esto se debe a que nunca consigue ser el trabajador que era antes de quemarse y ello genera mayor sufrimiento. En efecto, esta se suma por la incapacidad de cumplir con el trabajo, concentrarse, gestionar sus actividades, etc. Impidiendo así el avance, aumentando las tareas pendientes, así como la ansiedad y estrés que comentábamos anteriormente, y vuelta al ciclo.
Asociados a los síntomas comentados anteriormente, nos encontramos que el síndrome de burnout, presenta 4 fases diferentes [11]:
- Etapa de entusiasmo o leve.
- Etapa de estancamiento o medio.
- Etapa de frustración o grave.
- Etapa de apatía o extremo.
Otras causas para tener el síndrome de burnout
La estrategia para poder hacer frente al síndrome del trabajador quemado es fruto de distintas causas. La propensión a sufrirlo se da cuando coinciden los siguientes factores:
- Factores de riesgo personales:
- Baja tolerancia a la frustración.
- Baja tolerancia de la exposición al estrés.
- Circunstancias vitales estresantes como cuidado de enfermos.
- Circunstancias estresantes por enfermedades graves.
- Circunstancias estresantes por pérdidas
- Factores relacionados con la organización:
- Lagunas en las tareas asignadas al puesto de trabajo.
- Sobredimensionamiento de funciones.
- Responsabilidades.
- Ambiente laboral complicado.
- Fallas en el liderazgo en la empresa.
- Sobrecarga de trabajo sostenida.
- Presión asistencial.
- Falta de apoyos y recursos laborales.
¿Cómo prevenir el síndrome de burnout?
Las medidas preventivas frente al síndrome de burnout son similares a aquellas necesarias para manejar situaciones de estrés laboral normal.
Para conseguir revertir una situación de trabajador burnout es crucial identificar y modificar las condiciones de trabajo que lo han producido. En efecto, cuando la exposición es prolongada puede ser necesaria una reubicación del trabajador, un asesoramiento psicológico o acompañamiento en el puesto para rectificar los hábitos adquiridos.
Si analizamos, evaluamos y protegemos al trabajador con síntomas de estar entrando en un proceso de burnout podremos evitar daños a la salud. Además, podremos recuperar a un trabajador eficiente, motivado y sano. En efecto, el entorno laboral, social y familiar se beneficiará de ello. La prevención es posible. Es más prevenir, minimizar y eliminar el riesgo, es esencial.
Uno de los principales encargados de dicha tarea es el departamento de recursos humanos, quienes deben velar por tal bienestar laboral. Asimismo, los sindicatos y, por supuesto, los managers, así como cada uno de nosotros como compañeros ayudando a que el ambiente sea el mejor posible. Especialmente, la empresa se vera desfavorecida ante un trabajador con este síndrome, debido a que implica para ellos: abandono de la organización, rotación laboral, insatisfacción laboral, pérdida motivación, pérdida de productividad, ambiente laboral malo, mala imagen con el cliente, etc [11].
¿Cómo tratar el síndrome de burnout?
Como hemos comentado prevenirlo e identificarlo en las primeras fases es lo mejor, pero también podemos encontrar estrategias para afrontar este síndrome de modo individual y desde nuestra empresa [11, 12]:
1. Estrategias individuales
- Técnicas de autocontrol emocional. Son un conjunto de técnicas psicológicas para frenar y reducir el malestar emocional. Se subdividen en:
- Técnicas de reestructuración cognitiva: aprender a rebatir los pensamientos negativos y cambiarlos por otros más racionales.
- Técnicas de habilidades sociales: potenciando los comportamientos eficaces de interacción social.
- Técnicas de resolución de problemas: estrategias útiles para buscar respuestas rápidas y racionales ante los problemas reales que se nos puedan presentar.
- Técnicas de respiración, para rebajar los niveles de estrés y ansiedad.
- Técnicas de relajación, para rebajar los niveles de estrés.
- Técnicas de mindfulness, rebajar los niveles de estrés.
Muchas de estas técnicas necesitarán de buscar ayuda psicológica y ayuda en realizar actividades que relajen a la persona (yoga, deporte, etc).
2. Estrategias organizacionales:
- Programas de socialización anticipada. Se encuentran dentro de los programas de acogida de personal, y su objetivo es que el trabajador adquiera las habilidades necesarias para efectuar su trabajo antes de insertarse al mundo laboral.
- Programas de retroinformación y evaluación. Se trata de dar información al trabajador sobre su actividad laboral, pero sin presentarla como un juicio encubierto, sino como parte de la cultura organizacional, para su propia mejora profesional.
- Programas de desarrollo organizacional. Se centran en crear el ambiente óptimo y los programas adecuados dentro de la organización, con el objetivo de que el trabajador se encuentre motivado para el cambio y desarrollo personal y profesional.
Prevalencia de la enfermedad
Respecto a la prevalencia de este síndrome, la información disponible es fragmentada, no habiendo aún ningún estudio epidemiológico que permita visualizar el porcentaje de población real que la padece, aunque existen investigaciones que se han abocado a realizar esfuerzos en torno a determinar la prevalencia en diversos campos [10, 11].
En este contexto, en una investigación realizada a una muestra de 11.530 profesionales de la salud residentes en España y América Latina, se pudo constatar que la prevalencia de burnout en este tipo de profesionales fue: 14,9 % en España, 14,4 % en Argentina, 7,9 % en Uruguay, 4,2 % en México, 4 % en Ecuador, 4,3 % en Perú, 5,9 % en Colombia, 4,5 % en Guatemala y 2,5 % en El Salvador [11, 12].
Por otro lado, respecto a la prevalencia existente en docentes latinoamericanos, se aprecian diversas investigaciones tendientes a determinarla, pudiéndose indicar que para el caso de México alcanzaría al 35,5 % (en una muestra de 698 docentes de 51 escuelas), para Chile un 27,4 % y con proclividad un 47,2 % (en una muestra de 479 profesores de educación preescolar, básica o primaria y media o secundaria) y para Perú un 40 % (en una muestra de 616 docentes de educación primaria y secundaria) [12, 13].
Conclusión
En conclusión, dado que no hay ningún estudio realizado en profundidad con este síndrome necesitamos más investigación al respecto. Por otro lado, este síndrome es algo evitable y prevenible mediante las distintas estrategias comentadas previamente. Finalmente, toda la educación recibida sobre el trabajo, la educación social y laboral, así como toda la formación dada a todos los miembros de una empresa en materia de gestión emocional y laboral, es esencial.
El ámbito personal es fundamental siempre trabajarlo con terapia, mindfullness y todas las herramientas necesarias para nuestro cuidado personal. Los problemas mentales de cualquier índole siguen siendo muy desconocidos y casi un tema tabú. Por otro lado, la sociedad comienza a hablar progresivamente más de ello, por lo cual las organizaciones y empresas empiezan a cambiar sus programas y estrategias para reducir las causes que puedan llegar a provocar este síndrome.
Artículo editado por Equipo de Microbacterium
Bibliografía
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