Interacciones con la comunidad científica
Además de adquirir sus especímenes, varios de los principales geólogos de
la época visitaron a Anning para trabajar con ella en la recolección de fósiles
y para tratar cuestiones de anatomía y clasificación. Henry de la Beche, quien
se convertiría en uno de los principales geólogos británicos, recolectaba
fósiles con ella (y a veces también con su hermano Joseph) cuando todavía eran
adolescentes.
William Buckland quien daba clases de geología en Oxford a menudo visitaba Lyme en sus vacaciones de Navidad y frecuentemente
recolectaba junto con Anning. En 1839, Buckland, Conybeare y Richard Owen visitaron Lyme juntos para que Anning los llevara de excursión en
busca de fósiles. También a veces ayudaba a Thomas Hawkins en sus esfuerzos por
buscar fósiles de ictiosauro en Lyme en la década de 1830. Ella era consciente
de la inclinación de Hawkings de «mejorar» los fósiles que recolectaba. Unos
años más tarde se produjo un escándalo público cuando se descubrió que Hawkins
había insertado huesos falsos para hacer que algunos de sus esqueletos de
ictiosauros parecieran más completos; los fósiles habían sido adquiridos
después por una gran suma por el gobierno para el Museo Británico, sin saber
los evaluadores de las adiciones.
El paleontólogo suizo Louis Agassiz visitó Lyme en 1834 y trabajó con Anning para obtener y estudiar los
fósiles de peces de la región. Quedó tan impresionado por el conocimiento de
Anning y su amiga Elizabeth Philpot que escribió en su diario: «La señorita Philpot y Mary Anning han
sido capaces de mostrarme con certeza absoluta las aletas dorsales de los
tiburones ictiodorulites que corresponden a diferentes tipos». Agradeció a
ambas por su ayuda en su monumental libro, Estudios sobre peces fósiles.
Otro geólogo británico importante, Roderick
Murchison, hizo parte de su primer trabajo de campo en el
suroeste de Inglaterra, incluyendo Lyme. A Murchison le acompañaba por su
esposa Charlotte, que le ayudaba con su trabajo. Murchison escribió que
decidieron que Charlotte debería quedarse en Lyme durante unas pocas semanas
para «convertirse en una buena paleontóloga en la práctica, trabajando con la
célebre Mary Anning de ese lugar [...]». Charlotte Murchison y Anning se convirtieron
en amigas de toda la vida e intercambiaron numerosas cartas. Charlotte, que
viajó mucho y conoció a muchos geólogos prominentes a través de su trabajo con
su esposo, ayudó a construir a Anning una red de clientes en toda Europa, y
Anning estuvo en la casa de la familia Murchison en su visita a Londres en
1829. Entre los corresponsales de Anning se incluyen Charles Lyell, quien le escribió para pedirle opinión sobre cómo el mar estaba afectando
a los acantilados costeros alrededor de Lyme, y Adam Sedgwick, que enseñó geología en la Universidad de Cambridge (Charles Darwin fue alumno suyo) y que fue uno de los primeros clientes de Anning.
Incluso Gideon Mantell, descubridor del dinosaurio Iguanodon, la visitó en su tienda.
Considerada como una intrusa
Al ser una mujer de clase trabajadora, Anning siempre sería considerada
como una intrusa para la comunidad científica. En esa época a las mujeres de
Gran Bretaña no se les permitía votar (ni a los hombres de clase obrera que
eran demasiado pobres para cumplir con el requisito de tener propiedades),
ocupar cargos públicos o asistir a la universidad, y la recientemente formada,
pero cada vez más influyente Sociedad Geológica no permitía siquiera a las mujeres asistir a las reuniones en calidad
de invitados, y mucho menos convertirse en miembros.
También tuvo en contra, el origen trabajador de Anning y la situación de su
familia como disidentes religiosos, que casi con toda seguridad puede afirmarse
que Anning fue sujeta a discriminación en una ciudad conservadora como Lyme
Regis. En la mayoría de los casos, las únicas ocupaciones que estaban abiertas
a las mujeres de clase baja en ese momento eran los trabajos agrícolas, el
servicio doméstico, y (cada vez más) el trabajo en las fábricas de reciente
apertura. Aunque Anning sabía más sobre fósiles y geología que la mayoría de
hombres paleontólogos a los que vendía, eran sólo estos señores los que publicaban
la descripción científica de los especímenes que ella encontró, a menudo
negándose a mencionar su nombre. Como se suele decir caraduras. Pero sigamos...
Con el tiempo, provocó que se sintiera más contrariada. Más tarde, una joven
que a veces la acompañaba mientras ella recogía, escribió: «Mary dice que el
mundo la ha utilizado hasta la saciedad... estos hombres de ciencia han chupado
su cerebro, y han sacado un gran partido publicando obras, de las cuales ella
elaboró los contenidos, sin recibir nada a cambio».
Dificultades financieras y conversión religiosa
En 1830, debido a la crisis económica en Gran Bretaña,
que redujo la demanda de fósiles, unido al largo tiempo que transcurrió entre
los principales hallazgos, Anning estaba teniendo dificultades financieras de
nuevo. El geólogo Henry de la Beche la ayudó realizando un encargo a Georg
Scharf que consistía en hacer una impresión litográfica a partir de su pintura
en acuarela Duria Antiquior, la cual retrata la vida en un Dorset prehistórico basado en gran medida
en los fósiles que Anning había encontrado. De la Beche vendió copias de la
litografía a colegas geólogos y otros amigos ricos y le donó a ella el dinero
recaudado. Se convirtió en la primera escena del tiempo profundo en recibir una amplia difusión. En diciembre de 1830
finalmente hizo otro gran hallazgo: el esqueleto de un nuevo tipo de plesiosaurio, que se vendió por £200. También por esta época, Anning cambió su
asistencia de la Iglesia
congregacional local, donde había sido bautizada y en la que
ella y su familia siempre habían sido miembros activos, a la iglesia anglicana. El cambio fue motivado en parte por un fuerte descenso en el número de
personas que asistían a la capilla local de la Congregación, que comenzó en
1828 cuando su popular pastor, un coleccionista de fósiles compañero y amigo de
Anning, se marchó a Estados Unidos para hacer campaña contra la esclavitud y
fue sustituido por una persona menos agradable. La mayor respetabilidad social
de la iglesia establecida, en la que muchos de los clientes de Anning,
caballeros geólogos como Buckland y Conybeare fueron ordenados sacerdotes,
también fue un factor en su decisión. Anning, que era muy devota, apoyó
activamente a su nueva iglesia conforme envejecía.
Anning sufrió otro revés financiero grave en 1835 cuando perdió la mayor
parte de sus ahorros de toda la vida, alrededor de £300, en una mala inversión.
Preocupado por su situación financiera, su viejo amigo William Buckland
convenció a la Asociación Británica para el
Avance de la Ciencia y el gobierno británico
decidió concederle una pensión anual, conocida como Lista Civil, en reconocimiento
de sus muchas contribuciones a la ciencia de la geología. La pensión de £25 al
año le confirió un cierto grado de seguridad financiera.29
Enfermedad y fallecimiento
En marzo de 1847 Anning murió de cáncer de mama, a los 47 años de edad. Su trabajo se había reducido durante sus últimos
dos años de vida a causa de la enfermedad. Como algunos vecinos malinterpretaron
los efectos de las dosis crecientes de láudano que estaba tomando para el dolor, se rumoreó en Lyme que estaba
bebiendo. Tras su muerte, su amigo Henry de la Beche, presidente de la Sociedad Geológica de Londres, escribió un panegírico publicado en las actas trimestrales de la Sociedad. Normalmente, tal
honor solo era concedido a los miembros fallecidos y Anning fue, no solo la
primera persona que los recibió sin pertenecer a la asociación, sino también la
primera mujer a quien fueron dedicados. No hay que olvidar que la Sociedad
Geológica de Londres, hasta 1904, no admitió entre sus miembros a ninguna
persona del sexo femenino.
Algunos miembros de la sociedad posteriormente contribuyeron a sufragar una
vidriera en su memoria que se colocó en la iglesia parroquial de San Miguel
Arcángel en Lyme Regis. La inscripción de la ventana reza: «esta ventana está
consagrada a la memoria de Mary Anning, de esta parroquia, que murió el 9 de
marzo de 1847, erigida por el vicario y algunos miembros de la Sociedad
Geológica de Londres en conmemoración a su utilidad en el avance de la ciencia
de la geología, y también a su bondad de corazón y su integridad». La
vidriera representa las obras de
misericordia, es decir, dar de comer al hambriento, dar de beber
al sediento, vestir al que está desnudo, acoger al que no tiene casa, visitar a
los prisioneros y a los enfermos. Charles Dickens escribió un artículo sobre su vida en su revista literaria All the Year
Round que recalcaba las dificultades que tuvo que
superar, especialmente el escepticismo de sus vecinos de Lyme. Dickens
escribió: «la hija del carpintero merecía conseguir la reputación que ella
misma se labró».
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