jueves, 2 de febrero de 2023

Capítulo 8. María, sus comienzos en Nueva York

La historia de María, en principio era idílica, ciudad nueva, trabajo nuevo (en el que ganaba un buen sueldo), todo parecía perfecto. Al poco tiempo, consiguió hacerse con un coche, hizo amigos rápidamente ya que había aprendido de Ana, a lo largo de los años. Pero su casera era una señora borde y muy seca que no le arreglaba nada (grifos goteando, agua que cambiaba de frío a caliente, etc), era María la que tenía que arreglar todo con su dinero. Aunque, ese era un problema pequeño, el verdadero problema de María estaba con su director de tesis. Como podemos describir a un machista, abusón, maltratador, vago y egocéntrico señor, que siempre creía llevar la razón. La descripción de Satanás ¿quizás? En principio, y citando al gran Einstein aquel que, haciendo lo mismo, espera diferentes resultados, es un tonto. Pues este señor repetía todos sus errores, y así se lo mandaba a sus trabajadores, incluyendo a María. No sería un problema si asumiera sus fallos, pero claro, este jefe era el típico sábelo todo de todas las materias. Aunque era curioso, no tocaba un instrumento de laboratorio ni sabía cómo se usaban, para María solo había dos explicaciones posibles: la primera, no había estudiado; o la segunda opción, su jefe tenía Alzheimer. No obstante, era el jefe y lo de mandar se le daba genial y dar lecciones a los demás se moral (y de todo tipo).

                                            

Cada día, desde que María había empezado a trabajar, todos los días, lo más suave que la llamaba era inútil. Su método de trabajo era gruñir a todo el mundo, especialmente, a su chica de tesis, María a la cual martirizaba con gritos, insultos y haciéndola creer que todo lo malo era culpa suya.

Otro punto duro para María era que su contrato ponía que eran 8 horas la jornada diaria, pero ella según su jefe y con todas sus tareas por hacer, hacía 12horas o más cada día, siempre abría y cerraba el laboratorio, no dejaba de trabajar ni los fines de semana en papers y redacciones. Su compañero, un año mayor que ella, estaba en su segundo año de tesina, Kyle. Kyle veía a María todos los días aguantando su trabajo, un día viéndola muy desanimada, le comentó que tenía que descansar. Se lo dijo varias veces, pero María no se lo podía permitir, era tal su presión con la beca que tenía, que no podía relajarse y un jefe así tampoco ayuda. Le corregía absolutamente todo por lo que María empezó a creer que era una inútil, de verdad. Quizás, por todo ello, acabo enferma.

Seguimos con más el próximo mes...

Gracias por leer. Que la ciencia y la fuerza os acompañe.

Ammu



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