Cuando Ana acabo su máster pasó un año en paro, buscando empleo, apuntándose al colegio de biólogos y buscando algún lugar donde hacer el doctorado. Asimismo, decidió divulgar ciencia, porque pensó que quizás podría servirla para aprender y conseguir que otros aprendieran.
Tras escribir a todos los que
conocía, su director del proyecto de fin de máster le ofreció un doctorado,
pero gratis, es decir, Ana trabajaría 8, 10 o 12 horas diarias para conseguir
su doctorado. Eso sí, tenía que dar gracias que era una persona que iba a tener
un título, experiencia y demás. La realidad no era tan de color de rosa, al
final, como su amiga María no tenía tiempo para nada, 12 horas de trabajo y
muchas más los fines de semana con papers y libros.
En cierta forma, era curioso que
estando en sitios tan distintos, ciertas situaciones eran tan similares entre
ambas amigas, que evidentemente, como los buenos amigos encontraban hueco para
verse, para apoyarse y para darse el ánimo en los momentos donde creían que no
podrían. Lo único bueno que tenía Ana comparado con María era que su jefe era
muy majo y comprensivo incluso con sus cuestiones de divulgación la apoyaba,
también con sus problemas personales con sus abuelos enfermos, y con las
entregas de las distintas partes de la tesis. Aunque muchos no lo crean, Ana
estaba más feliz que María con todo lo malo que había.
María, sin embargo, sola y con un
jefe que la destrozaba la moral ... aunque tenía dinero y unos equipos
impresionantes no era feliz. Aunque, Kyle amenizaba muchos momentos. Al igual
que Ana con Fabián. Dicen, aquellos que saben, que a veces no se puede tener
todo. Aunque quien sabe, quizás nuestras chicas sí lo consigan.
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