Estructura y organización de la tabla periódica
La tabla
periódica actual es un sistema donde se clasifican los elementos conocidos
hasta la fecha, como vimos en anteriores publicaciones. Se colocan De izquierda
a derecha y de arriba abajo en orden creciente de sus números atómicos. Los
elementos están ordenados en siete hileras horizontales llamadas periodos, y en
18 columnas verticales llamadas grupos o familias. Hacia abajo y a la izquierda
aumenta el radio atómico y el radio iónico. Hacia arriba y a la derecha aumenta
la energía de ionización, la afinidad electrónica y la electronegatividad.
Grupos
A las
columnas verticales de la tabla periódica se las conoce como grupos o familias.
Hay 18 grupos en la tabla periódica estándar. En virtud de un convenio
internacional de denominación, los grupos están numerados de 1 a 18 desde la
columna más a la izquierda (los metales alcalinos) hasta la columna más a la
derecha (los gases nobles).
Anteriormente
se utilizaban números romanos según la última cifra del convenio de denominación de hoy en
día —por ejemplo, los elementos del grupo 4 estaban en el IVB y los del grupo
14 en el IVA—. En Estados Unidos, los números romanos fueron seguidos por una letra «A» si el grupo
estaba en el bloque s o p, o una «B» si pertenecía al d. En Europa, se
utilizaban letras en forma similar, excepto que «A» se usaba si era un grupo
precedente al 10, y «B» para el 10 o posteriores. Además, solía tratarse a los
grupos 8, 9 y 10 como un único grupo triple, conocido colectivamente en ambas
notaciones como grupo VIII. En 1988 se puso en uso el nuevo sistema de nomenclatura IUPAC y se desecharon los nombres de grupo previos.
Algunos de
estos grupos tienen nombres triviales —no sistemáticos—. Los grupos del 3 al 10 no tienen nombres
comunes y se denominan simplemente mediante sus números de grupo o por el
nombre de su primer miembro —por ejemplo, «el grupo de escandio» para el 3—, ya
que presentan un menor número de similitudes y/o tendencias verticales.
La
explicación moderna del ordenamiento en la tabla periódica es que los elementos
de un grupo poseen configuraciones electrónicas similares y la misma valencia, entendida como el número de electrones en la última capa. Dado
que las propiedades
químicas dependen profundamente de las
interacciones de los electrones que están ubicados en los niveles más externos,
los elementos de un mismo grupo tienen propiedades químicas similares y
muestran una tendencia clara en sus propiedades al aumentar el número atómico.
·
Grupo
1 (I A): metales
alcalinos ·
Grupo
2 (II A):
metales alcalinotérreos ·
Grupo
3 (III B):
familia del escandio (tierras raras y actínidos) ·
Grupo
4 (IV B):
familia del titanio ·
Grupo
5 (V B): familia
del vanadio ·
Grupo
6 (VI B):
familia del cromo |
·
Grupo
7 (VII B):
familia del manganeso ·
Grupo
8 (VIII B):
familia del hierro ·
Grupo
9 (VIII B):
familia del cobalto ·
Grupo
10 (VIII B):
familia del níquel ·
Grupo
11 (I B):
familia del cobre ·
Grupo
12 (II B):
familia del zinc |
·
Grupo
13 (III
A): térreos ·
Grupo 14 (IV A): carbonoideos ·
Grupo
15 (V A): nitrogenoideos ·
Grupo
16 (VI A):
calcógenos o anfígenos ·
Grupo
17 (VII
A): halógenos ·
Grupo
18 (VIII
A): gases nobles |
Por
ejemplo, los elementos en el grupo 1 tienen una configuración electrónica ns1 y
una valencia de 1 —un electrón externo— y todos tienden a perder ese electrón
al enlazarse como iones positivos
de +1. Los elementos en el último grupo de la derecha son los gases nobles, los cuales tienen lleno su último nivel de energía —regla del octeto— y, por ello, son excepcionalmente no reactivos y son también
llamados «gases inertes».
Hagamos un pequeño inciso en la regla del octeto, para explicar este
concepto: Gilbert N. Lewis postuló en 1916 la regla del octeto, por la que se establece
que la tendencia de los iones de los elementos es completar sus últimos
niveles de energía con una cantidad de 8 electrones.
Lewis
enunció la regla del octeto al observar la manera en que se combinan entre sí los elementos. Así, advirtió que todos intentan
lograr la configuración estructural del gas noble que tienen más cerca en la tabla periódica. En definitiva, indica que dos átomos iguales, al enlazarse,
desarrollan una organización específica. Al constituirse el enlace por la
compartición de los pares de electrones, cada átomo adquiere la estructura de
un gas noble, quedándose ambos átomos se encontrarán rodeados de ocho
electrones en su última capa energética.
Esta regla
presenta numerosas excepciones, pero sirve para predecir el comportamiento de
muchas sustancias. Concretamente, quedan exceptuados el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el carbono, el aluminio, el berilio, el boro, el flúor, el fósforo y el azufre que se organizan de manera diferente para conseguir la
estabilidad en sus compuestos. Este bioquímico norteamericano
describió también en el año 1926 el fotón. Este término se refiere
a la menor unidad de energía que se produce, se transmite y se absorbe.
Los
elementos de un mismo grupo tienden a mostrar patrones en el radio atómico, energía
de ionización y electronegatividad. De arriba abajo en un grupo, aumentan los radios atómicos de los
elementos. Puesto que hay niveles de energía más llenos, los electrones de
valencia se encuentran más alejados del núcleo. Desde la parte superior, cada
elemento sucesivo tiene una energía de ionización más baja, ya que es más fácil
quitar un electrón en los átomos que están menos fuertemente unidos. Del mismo
modo, un grupo tiene una disminución de electronegatividad desde la parte
superior a la inferior debido a una distancia cada vez mayor entre los
electrones de valencia y el núcleo.
Hay
excepciones a estas tendencias, como por ejemplo lo que ocurre en el grupo 11,
donde la electronegatividad aumenta más abajo en el grupo. Además, en algunas
partes de la tabla periódica como los bloques d y f, las similitudes
horizontales pueden ser tan o más pronunciadas que las verticales.
Períodos
Las filas
horizontales de la tabla periódica son llamadas períodos, que se encuentran
determinados por el número de niveles energéticos de un átomo. Cada nivel está dividido en distintos subniveles, que conforme
aumenta su número atómico se van llenando en este orden:
Siguiendo
esa norma, cada elemento se coloca según su configuración electrónica y da forma a la tabla periódica.
Los
elementos en el mismo período muestran tendencias similares en radio atómico, energía
de ionización, afinidad
electrónica y electronegatividad. En un período el radio atómico normalmente decrece si nos
desplazamos hacia la derecha debido a que cada elemento sucesivo añadió
protones y electrones, lo que provoca que este último sea arrastrado más cerca
del núcleo. Esta disminución del radio atómico también causa que la energía de
ionización y la electronegatividad aumenten de izquierda a derecha en un
período, debido a la atracción que ejerce el núcleo sobre los electrones. La
afinidad electrónica también muestra una leve tendencia a lo largo de un
período. Los metales —a la izquierda— generalmente tienen una afinidad menor
que los no metales —a la derecha del período—, excepto para los gases nobles.
La tabla
periódica consta de 7 períodos.
Bloques
La tabla
periódica se puede también dividir en bloques de acuerdo a la secuencia en la
que se llenan las capas de electrones de los elementos. Cada bloque se denomina
según el orbital en el que, en teoría, reside el último electrón: s, p, d y f.
El bloque
s comprende los dos primeros grupos
(metales alcalinos y alcalinotérreos), así como el hidrógeno y el helio.
El bloque
p comprende los últimos seis grupos
—que son grupos del 13 al 18 en la IUPAC (3A a 8A en América)— y contiene,
entre otros elementos, todos los metaloides. El bloque
d comprende los grupos 3 a 12 —o 3B a
2B en la numeración americana de grupo— y contiene todos los metales de
transición. El bloque
f, a menudo colocado por debajo del resto
de la tabla periódica, no tiene números de grupo y se compone de lantánidos y
actínidos. Podría haber más elementos que llenarían otros orbitales, pero no
se han sintetizado o descubierto; en este caso se continúa con el orden
alfabético para nombrarlos. Así surge el bloque
g, que es un bloque hipotético.
Metales, metaloides y no metales
De acuerdo
con las propiedades físicas y químicas que comparten, los elementos se pueden
clasificar en tres grandes categorías: metales, metaloides y no metales. Los
metales son sólidos generalmente brillantes, altamente conductores que forman
aleaciones de unos con otros y compuestos iónicos similares a sales con
compuestos no metálicos —siempre que no sean los gases nobles—. La mayoría de
los no metales son gases incoloros o de colores; pueden formar enlaces
covalentes con otros elementos no metálicos. Entre metales y no metales están
los metaloides, que tienen propiedades intermedias o mixtas.
Metales y
no metales pueden clasificarse en subcategorías que muestran una gradación
desde lo metálico a las propiedades no metálicas, de izquierda a derecha, en
las filas: metales alcalinos (altamente reactivos), metales
alcalinotérreos (menos
reactivos), lantánidos y actínidos, metales
de transición y metales post-transición. Los no
metales se subdividen simplemente en no metales poliatómicos (que, por estar
más cercanos a los metaloides, muestran cierto carácter metálico incipiente),
no metales diatómicos (que son esencialmente no metálicos) y los gases nobles, que son monoatómicos no metálicos y casi completamente inertes. Ocasionalmente
también se señalan subgrupos dentro de los metales de transición, tales como
metales refractarios y metales nobles.
La
colocación de los elementos en categorías y subcategorías en función de las
propiedades compartidas es imperfecta. Hay un espectro de propiedades dentro de
cada categoría y no es difícil encontrar coincidencias en los límites, como es
el caso con la mayoría de los sistemas de clasificación. El berilio, por ejemplo, se clasifica como un metal alcalinotérreo, aunque su
composición química anfótera y su tendencia a formar compuestos covalentes son
dos atributos de un metal de transición químicamente débil o posterior.
El radón se clasifica como un no metal y un gas noble, aunque tiene
algunas características químicas catiónicas más características de un metal.
También es posible clasificar con base en la división de los elementos en
categorías de sucesos, mineralógicos o estructuras cristalinas. La
categorización de los elementos de esta forma se remonta a por lo menos 1869,
cuando Hinrichs escribió que se pueden extraer líneas sencillas de límites para
mostrar los elementos que tienen propiedades similares, tales como metales y no
metales, o los elementos gaseosos.
Artículo escrito por Ana María Morón Usero o Ammu.
Gracias por leer, que la ciencia y la fuerza os acompañe
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