jueves, 1 de septiembre de 2022

Capítulo 1. Ana y María nuestras protagonistas.

Las historias o cuentos siempre comienzan con un erase una vez o con un había una vez. Quizás esta historia debería comenzar con un... había una vez...

Érase una vez, en una ciudad grande, ruidosa y viva que aceptaba a todos los que querían unirse a ella, esa ciudad estaba en el centro del país, y la nombraron capital hace mucho tiempo. Si hablo de Madrid, capital de España.

En aquella ciudad, tan grande y cercana había muchos pueblos cerca, y en uno, bueno más bien, en dos de ellos vivían nuestras protagonistas.

La primera vivía en Alcobendas, una localidad cercana a Madrid, su casa era pequeña y estaba cerca de la plaza de la iglesia, al lado del famoso Simago (un supermercado que luego ha tenido nombres de otras cadenas, pero para los de Alcobendas de toda la vida se le sigue llamando Simago). Pues bajando unas tres calles desde dicha plaza, allí estaba la casa de esta chica, una de nuestras protagonistas, ella es María.

María venía de una familia pequeña donde su padre trabajó de diversos oficios el hombre. Primero, trabajo de camarero; después, camionero; y al final, había acabado en el aeropuerto escalando puestos hasta la sala de mandos.

Su madre era ama de casa y la ayudaba como podía en sus tareas, ya que había estudiado justo hasta terminar el colegio. Había trabajado desde los 18 años, hasta que se casó limpiando casas y escaleras.

María, nuestra primera bioloca era una niña sencilla que estudiaba mucho, y siempre la encantaron los animales, aunque a su madre no. Cuando cumplió la edad para ir al colegio, María fue como todos los niños de su barrio, pero su timidez la hacía no relacionarse mucho con los demás. Nadie sabía por qué era así, tan callada, y ella no sabía por qué los demás no se acercaban.

Tras un primer año duro y bastante sola, hasta que al comienzo de su segundo año en la escuela conoció un día en un parque a Ana, nuestra segunda protagonista. Ana, era una niña abierta que hablaba, como después diría ella cuando fuera más mayor hasta con las farolas, para explicar que hablaba con todos sin problema. Ana conoció a María en Alcobendas, en un parque jugando, aunque no era de allí. Ana, vivía en un pueblo que, literalmente, estaba cruzando una calle. Si, Alcobendas tiene un pueblo pegado al suyo por unas cuantas calles compartidas. Ese pueblo, se llama San Sebastián de los Reyes, y de allí es Ana, nuestra segunda bióloga, un pueblo pequeño, cercano a Madrid, donde se encuentra una casa, dos calles más arriba de la Avenida de España (una de las muchas calles que dividen a estos dos pueblos, y de las más grandes) antes lo hacía el río, pero eso era hace ya mucho tiempo. Ana vivía en una casa pequeña, tenía un cuarto para ella sola, aunque tenía una hermana mayor con la que jugar y compartir juguetes. Sin embargo, las obligaciones de deberes y que haceres se dieron menos los juegos entre ellas, por ello, Ana se aprendió a relacionar con todo el mundo. Aun así y con sus quejas Ana tenía alguien con quien jugar, cosa que María no, al ser hija única.



Cuando se conocieron en el parque, el Abuelo de Ana, se hizo también amigo de la madre de María. El inicio de una gran amistad, entre dos niñas y dos familias. Fue tan tonto, el inicio de algo tan bello y que perduró tanto, que el inicio de él, fue la siguiente frase: ¿Puedo jugar contigo?

Continuará el próximo mes.

Gracias por leer. Espero que os guste.

Que la ciencia y la fuerza os acompañe.

Ammu


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